Los KPI o key performance indicators permiten a las empresas encontrar sus puntos fuertes y débiles, tomar decisiones en base a datos y ajustar su curso para optimizar el rendimiento. Conoce en esta nota cómo establecer correctamente este tipo de indicadores y alcanzar tus objetivos.
En toda empresa u organización el poder contar con indicadores que nos muestren el crecimiento o no del negocio es fundamental. ¿De qué se trata esto? Un KPI o key performance indicator
le da a los tomadores de decisiones las herramientas para actuar anticipadamente y garantizar el seguimiento de eficiencia, calidad y rendimiento del negocio en el uso de los recursos disponibles.
Seleccionar tus propios KPI: la clave
Si bien puedes inspirarte en los KPI reconocidos en la industria (por ejemplo, tasa de conversión), los que establezcas deben ser exclusivos de tu negocio y de los objetivos de tu negocio. Veamos entonces ejemplos de buenos y malos KPI que te ayudarán a focalizar y no perder el rumbo en tu día a día.
Ejemplo: KPIs en el sector de la distribución
Mal KPI:
– “Aumentar la cantidad de productos enviados”.
– Problema: Este KPI es ambiguo y no especifica qué aspecto del envío se está mejorando, tampoco establece metas claras.
Buen KPI:
– “Limitar el tiempo de procesamiento de pedidos en el centro de distribución en un 20% durante el próximo trimestre”.
– Justificación: Este KPI es específico, medible y tiene un marco temporal definido. Ayuda a mejorar la eficiencia operativa y tiene un impacto directo en la experiencia del cliente.
Otros ejemplos de KPI mal definidos
– Mal KPI: “Mejorar la rentabilidad”
– Buen KPI: Llevar del 35% al 50% el margen bruto de la empresa en los próximos 12 meses.
– Mal KPI:”Aumentar la satisfacción del cliente”.
– Buen KPI: “Alcanzar una puntuación de satisfacción del cliente de al menos 90 en las encuestas trimestrales”.
Recuerda que cada KPI debe ser específico para las metas y situación específica de tu empresa, y su diseño debe facilitar la toma de decisiones y la mejora continua.

Plazos Temporales:
– Mal KPI: “Aumentar las ventas”.
– Buen KPI: “Incrementar las ventas mensuales en un 10% en los próximos seis meses”.
Incorporación de Datos Específicos:
– Mal KPI: “Mejorar la eficiencia del depósito”.
– Buen KPI: “Reducir los errores de inventario en el almacén en un 20% mediante la implementación de tecnologías de escaneo avanzadas en los próximos tres meses”.
Alinear con Objetivos Estratégicos:
– Mal KPI: “Incrementar la contratación de personal”.
– Buen KPI: “Mantener un índice de rotación de empleados inferior al 8% para asegurar la continuidad y la experiencia en la cadena de distribución”.
Ahora que ya sabes qué es un KPI y cómo establecerlo de manera eficiente en tu empresa, ¿quieres saber cuáles son los pasos a seguir? Te lo contamos en este eBook.